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Alfarería pintada en los albores de la cultura diaguita

Actualmente, la investigación arqueológica reconoce que los grupos diaguitas chilenos se desarrollaron a lo largo del norte semiárido, particularmente entre las hoyas de los ríos Elqui y Choapa, aproximadamente entre el 1000 y 1450 d. C. Más tarde, extenderían aspectos de su cultura hacia el norte, este y sur, en el contexto de la dominación incaica, interrumpida hacia 1540 d. C. por la colonización española del actual territorio chileno. 

Si bien sabemos que el río Limarí y sus valles constituyeron un espacio medular de la cultura diaguita, a la fecha es poco lo que conocemos sobre las características de sus poblaciones, su organización social y política, actividades económicas, ámbito espiritual y las transformaciones que experimentaron por cerca de casi cinco siglos, antes de ser integrados al modelo colonial hispano. 

Ciertamente, la manifestación más ampliamente conocida de la cultura diaguita chilena es su alfarería, caracterizada por su decoración tricroma (elaborada con pinturas roja, blanca y negra) y complejos diseños geométricos. No obstante, entre otras muchas interrogantes vinculadas a la función de las vasijas y el significado de sus diseños, todavía persisten vacíos respecto a los orígenes de esta producción, la cronología de sus distintos tipos y, por ende, la relación entre estos últimos y ciertas categorías arqueológicas tales como “complejos” y “fases culturales”. Por lo mismo, durante las últimas dos décadas la investigación ha tomado con mayor cautela las asignaciones temporales y culturales tradicionalmente aceptadas para tipos cerámicos de la cultura diaguita.

Una revisión de antiguas evidencias, nuevos estudios y las más recientes investigaciones efectuadas en el sitio El Olivar, en las vecindades de la ciudad de La Serena, sugiere que el complejo cultural Las Ánimas, ubicado en los valles de Elqui y Limarí, bien podría ser redefinido como una fase inicial de la cultura diaguita antes que como una entidad arqueológica distinta –reconociendo, en todo caso, que aún se requiere más investigación para dilucidar este punto–. Dejando abierta esa posibilidad, este trabajo ofrece una caracterización sucinta de aquellos tipos alfareros que sientan las bases de la tradición alfarera pintada que prosperó en los valles del Limarí, muchos de ellos escasamente abordados en la literatura especializada. Las vasijas que los representan y que se han considerado en este estudio, se conservan en el Museo del Limarí, el Museo Arqueológico de La Serena y el Museo Nacional de Historia Natural.

Descarga el artículo completo “La alfarería pintada en los albores de la cultura diaguita chilena del valle del Limarí”, por Gabriel Cantarutti.