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Cuerpos en el arte prehispánico de Coquimbo

Si miramos a nuestro alrededor, veremos que muchos cuerpos distintos nos rodean. Aun estando conscientes de estas diferencias, solemos pensar que el cuerpo es una categoría biológica, universal y ahistórica, algo que está muy alejado de la realidad: los seres humanos hemos definido qué es un cuerpo de formas muy diferentes a lo largo de la historia -de hecho, nuestra concepción actual de este se remonta a no más de dos siglos atrás-. La importancia de comprender cómo los grupos humanos han interpretado la corporalidad es central, pues de esa definición se deriva toda una cartografía social de identidades y patrones conductuales que repercute en la vida cotidiana de las personas.

El arte prehispánico de la Región de Coquimbo ofrece una ventana para comenzar a interrogarnos sobre cómo fueron comprendidos y experimentados los cuerpos en el pasado. Los cambios en el arte rupestre, las prácticas funerarias y los adornos corporales que la arqueología ha logrado identificar entregan pistas de cómo estas ideas sobre cuerpos e identidades se transformaron en estas culturas a lo largo del tiempo.

Así, por ejemplo, mientras las expresiones de los grupos cazadores-recolectores del Arcaico Tardío (3500 a. C. a 1 d. C.) carecen de referencias antropomorfas, las comunidades diaguitas (1000 d. C. a 1450 d. C.) pusieron especial énfasis en la representación de cuerpos, plasmándolos en petroglifos y vasijas donde las cabezas adquieren un notorio protagonismo. Este último rasgo también se aprecia en el arte de los grupos Molle, que en sus vasijas y arte rupestre resaltan dicha porción del cuerpo mediante la incorporación de tocados. La llegada del Estado inca a la zona sin duda introdujo cambios en los cuerpos y en los discursos asociados a ellos: junto con aparecer nuevas formas vinculadas con poblaciones foráneas, los torsos fueron ganando un valor inusitado como espacios contenedores de decoración, en estrecha asociación con los textiles.

Junto con representar un viaje a la alteridad, esta mirada a los cuerpos prehispánicos de Coquimbo nos permite reflexionar y poner en cuestión aquello que damos por sentado respecto de nuestros propios cuerpos e identidades. Un aspecto que llama la atención dentro del registro arqueológico de la región, por ejemplo, es que en muchas facetas de este la dicotomía masculino/femenino no pareciera actuar como un eje articulador de las expresiones culturales. De esta forma, el recorrido por los últimos 5000 años de vida prehispánica nos recuerda que nuestras clasificaciones de los cuerpos no son esenciales ni naturales, sino más bien un constructo derivado de un momento histórico y modo de existencia particulares.

Descarga el artículo completo "Una historia de los cuerpos en el arte prehispánico de la Región de Coquimbo", por Andrés Troncoso.