Museo del Limarí despide a funcionario clave en la historia del recinto
A la jornada asistieron ex jefaturas, asociación de funcionarios y entidades ligadas a la labor del museo.
Durante el día de ayer el Museo del Limarí vivió una emotiva ceremonia en la que se expresó la gratitud y reconocimiento a Raúl Araya Vega, quien desde el mes de julio inicia una nueva etapa en su vida al acogerse a jubilación tras 45 años de servicio en nuestro museo.
A la jornada asistieron ex jefaturas de Raúl entre ellos, Rodrigo Iribarren quien fuera primer director de nuestra unidad y Daniela Serani, quien estuviera a cargo del museo por cerca de 14 años. Ambos destacaron las innumerables cualidades personales y profesionales del funcionario, quien fue un pilar fundamental en la historia institucional de la unidad.
En la ceremonia igualmente tuvieron emotivas palabras, Marco Sandoval, actual director del museo, Enrique Gutiérrez, director regional del Serpat y Bernardo Jorquera, presidente nacional de la Asociación Nacional de Funcionarios del Patrimonio Cultural e Isabel Cortes, presidenta regional de la misma asociación.
A esta jornada asistieron también instituciones colaboradoras del museo entre ellas JUNJI y la Junta de Vecinos Barrio Estación, así como también hubo un contacto especial con Bernardita Ladrón de Guevara, actual directora del Centro Nacional de Conservación y Restauración del Serpat, quien recordó su labor con Raúl en la conservación de piezas de la colección del museo y el rol que nuestro compañero tuvo en esa tarea que fue desarrollada en conjunto con su amigo y colega, Guillermo Villar (QEPD).
Larga trayectoria de compromiso
Raúl comenzó su vínculo con el museo en 1974, cuando apenas tenía 14 años. Su vida quedó entrelazada para siempre con el patrimonio local tras conocer a la familia Broussain Campino, fundadores del museo en 1963. De la mano de Julio Broussain, entonces director honorario, un joven Raúl recibió sus primeras enseñanzas sobre arqueología y el cuidado de las piezas expuestas, iniciando un camino que lo transformaría en guardián insustituible del acervo arqueológico limarino.
Su crecimiento profesional fue paralelo al crecimiento del museo, desarrollando actividades inicialmente como guía vespertino en su edad escolar, para posteriormente ser contratado en el estamento de auxiliar cuando el recinto pasa a las manos del Estado en 1980. Participó en excavaciones arqueológicas fundamentales como las de Planta Pisco Control, fue pionero en la implementación del sistema SURDOC para el registro de colecciones, y representó al Museo del Limarí en instancias nacionales de capacitación y transferencia de conocimientos.
Finalmente Raúl culmina su carrera como administrativo desarrollando de manera paralela su incansable labor en un sin número de acciones entre ellas, guía, profundo conocedor de la colección y encargado de Higiene y Seguridad del recinto, entre muchas otras responsabilidades que desde este mes culminan para iniciar un nuevo camino con el deber cumplido y la satisfacción de haber sido una pieza clave en el desarrollo y aporte del museo al patrimonio cultural de la Región de Coquimbo.